sábado, enero 28, 2012

Lectura de poesía

Florencia es muy amable
y me invita nuevamente a su lectura de poesía.
Hace un tiempo ya que hago esto
y cada vez lo siento más ajeno.
Leo mi primer poema, en una ronda
de poetas
y de público,
un poco entrecortado.
Detesto empezar las veladas.
Sin aplausos, advierto que voy a leer el segundo
pero un chico me interrumpe
y me dice si mejor
no vamos leyendo de a uno
cada uno.
Me parece bien pero quedo
medio descolocado,
pienso que hice el ridiculo.
El chico se pone a leer
y noto por primera vez
verdaderamente
su presencia magnífica.
Lleva puestas unas calzas brillantes
o más bien
negras, con brillos fucsias
azules y turquesas.
Tiene una camisa suelta y encima
un collar de perlas de fantasía.
Tiene el pelo parado con cera,
apenas puedo escuchar su poema
aunque lo recita fuerte, gritando,
incluso para hacerlo se ha parado;
lee claro, muy bien,
pero las palabras no me alcanzan
quedan filtradas por su look.
Me siento impresionado y envidioso
por la presencia de un poeta.
Luego lee el tipo de los panes calientes
que ahora vende libros
tiene un cuadernito
con una letra demencial
que le espío.
Leen dos chicas
de voz muy bajita
a pesar del esfuerzo
no entiendo casi nada de lo que balbucean,
y ya me toca de nuevo.
El segundo me sale mejor
y eso que es un relato pegajoso
patético
que debería dar un poco de vergüenza.
Al panadero le gusta mucho
pero yo quiero ver la cara
del poeta de los collares
que no me enseña nada.
Está como en trance...
Asus lados lo escoltan dos fans
una está buena;
imagino sus orgías excitadas por la exhuberancia del lenguaje;
y yo todavia escribo poemas rimados.
Su segundo poema es más estridente
y está lleno de sustantivos
casi exclusivamente.
Florencia lee un poema que me gusta,
el de la toma del 2010,
año fatídico.
El panadero le canta un triunfo
a Lukanikos
el perro griego combativo.
Cuando me piden leer el tercero
me excuso y digo que
me salió tan bien el anterior
que no quisiera opacarme con otro.
En realidad deseo esta vez
con cen trar me
en los últimos versos
del poeta de las calzas.
Pero antes que él
lee una de sus fans
la linda.
Es un poema nervioso y agresivo,
incómodo,
de violaciones o sexo angustiante,
le habla a un hombre al parecer despreciable.
El poeta cierra el show
con un rapto consonántico sin respiro
envidio sus pulmones,
el poema es divertido.
Todos aplaudimos
a eso que ha ocurrido
que se supone
es la poesía
todavía.

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